NUEVA ESPAÑA Y EL RESTO DEL MUNDO

 

Inmigración española, asiática y africana



¿Sabías que cuando los españoles llegaron a tierras mesoamericanas, a los pobladores originarios los denominaron como “naturales” o “indios”?

Como recordarás, la denominación de “indios” se debe a que los europeos suponían que habían arribado a las Indias orientales, Japón, China o India, por eso, llamaron a los habitantes del México antiguo “indios”.

Cuando supieron que el continente al que habían llegado era distinto al que suponían, se le denominó Indias Occidentales para diferenciarlo de las Indias Orientales, sin embargo, el vocablo “indio” se mantuvo para referirse a los nativos. 

Ahora, conoce cómo las historias que se contaban en los puertos de comercio y las rutas de navegación sobre las grandes riquezas del Nuevo Mundo, influyeron para que llegaran más españoles a partir de 1522.

Con la llegada de los españoles se fue favoreciendo la diversidad étnica y cultural que a finales del siglo XVI caracterizaría a la sociedad novohispana.

La población originaria del México Antiguo registró un drástico descenso demográfico en el siglo XVI, principalmente por la propagación de enfermedades como el sarampión y la viruela, las cuales eran desconocidas y, por tanto, la población originaria no tenía defensas para combatir los virus que las provocaban.

Esta situación y la necesidad de poblar la naciente Nueva España fue lo que motivó la llegada de inmigrantes de diferentes partes del mundo, aunque las causas de la llegada de unos y otros obedeciera a diferentes intereses.

Los españoles y otros europeos fueron de los primeros inmigrantes que llegaron de manera voluntaria a Nueva
España, las leyendas sobre las grandes riquezas del Nuevo Mundo atrajeron a la población de Castilla y de otras regiones de España, y de Europa.

Así, hubo varias olas de migrantes con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. A estos españoles se les llamó pobladores, para distinguirlos de los conquistadores militares, con quienes tuvieron forzosamente que acomodarse, aunque poco a poco sus intereses fueron divergiendo.

Los pobladores se dedicaron a fundar varios centros de población y a establecer lazos comerciales, tanto internos como externos con Las Antillas y España. También, activaron el traslado de animales, plantas y objetos europeos a Nueva España, así como la difusión de prácticas ganaderas, agrícolas y manufacturas. 

La inmigración de pobladores españoles fue considerable y los llevó a sumar unos 20,000 a mediados del siglo XVI. Los pobladores se concentraron en regiones del interior como en Antequera de Oaxaca y Valladolid, Michoacán.

La demanda de una creciente población española y la apertura de nuevos circuitos comerciales alentaron el surgimiento de empresas agropecuarias como los ingenios azucareros de los alrededores de Cuernavaca, cuya fuerza de trabajo original estuvo constituida en gran parte por esclavos de origen africano.

Las epidemias, los malos tratos, así como la prohibición de esclavizar indígenas fueron causas que propiciaron y justificaron la demanda de personas esclavizadas de distintas regiones de África a Nueva España. Así  empezaron a llegar de manera forzada miles de hombres y mujeres para trabajar en las nuevas empresas coloniales como la minería, las haciendas agrícolas, ganaderas y centros de oficios artesanales.


Hacia mediados del siglo XVII dejaron de llegar esclavos a Nueva España dado que la población indígena y mestiza, resultado de la unión entre distintos grupos, se había incrementado y, por tanto, la esclavitud ya no era tan rentable como en épocas anteriores.

El tercer grupo de población que migró, algunos de manera voluntaria y muchos más de manera forzada a Nueva España, fueron los asiáticos.

Desde fechas tempranas, Nueva España mantuvo una relación importante con Asia, especialmente con las islas Filipinas. La inmigración asiática inició en 1565 con el proceso de conquista del archipiélago de Filipinas, comandado por Hernán Cortes y Pedro de Alvarado, que establecería también la ruta transpacífica hacia Nueva España.

Fue a través del galeón de Manila como se propició la continua y compleja migración de asiáticos libres y esclavos entre los años 1565 y 1700. Destaca la gran migración de chinos, ya que la mayoría formaba parte de la numerosa y diversa tripulación necesaria para operar los galeones que realizaban la larga travesía transpacífica en un periodo de cuatro a seis meses.

Aunque se cuenta poco, o casi nada, respecto de la condición en la que llegaron los grupos asiáticos, en el documento “La esclavitud asiática en el virreinato de la Nueva España 1565-1673” Deborah Oropeza Keresey refiere que en la Nueva España hubo esclavos asiáticos antes de iniciarse el contacto directo con Asia; fray Juan de Zumárraga, por ejemplo, tenía un esclavo originario de Calicut, India, a quien había adquirido en España.


Entre los migrantes asiáticos están los asiáticos libres
 provenientes de las Filipinas que se quedaron en Nueva España huyendo de las difíciles circunstancias que enfrentaban y buscando oportunidades económicas. Al mismo tiempo, satisfacían la necesidad de mano de obra de la sociedad novohispana que había experimentado una drástica caída de su población nativa.

Un ejemplo de ello, son los chinos, quienes constituyeron una parte de la población de la capital virreinal, aunque en menor proporción. Este grupo étnico se dedicó principalmente al comercio y a la barbería. Se sabe, por las fuentes históricas que, en 1667, los chinos tenían más de cien tiendas de Barbería en la Ciudad de México.

En 1610 se registró el ingreso a Acapulco de tres embarcaciones procedentes de Japón, que traían a bordo docenas de emisarios y comerciantes nipones, con este acto se buscaba fomentar la relación comercial entre Nueva España y Japón y contribuir a la diversificación social.

Finalmente, otro sector de la población asiática que migró a Nueva España fueron los moros o musulmanes, quienes llegaban al puerto y se quedaban trabajando en Acapulco o se dirigían a la Ciudad de México. La condición para que esta comunidad pudiera permanecer en la Nueva España fue que se cristianizaran.

La presencia de personas europeas, africanas y asiáticas en la compleja sociedad novohispana originó no sólo el encuentro e intercambio cultural entre indígenas, africanos, asiáticos y españoles, sino que con el tiempo el mestizaje étnico, así como las intenciones de los españoles por reforzar un sistema de estratificación social basado en el origen étnico a través de la denominación de castas.


Las flotas, el control del comercio y el Consulado de Comerciantes


Una vez consolidado el proceso de conquista, los españoles fueron los primeros beneficiarios de las riquezas naturales y de la mano de obra de los indígenas.

La encomienda fue la primer organización de trabajo en Nueva España y que, en su gran mayoría, se dedicó a explotar la tierra. No pasó mucho tiempo para que los españoles introdujeran nuevas actividades económicas como la ganadería y la minería. 

Durante los siglos XVI y XVII la economía europea se basó en el sistema económico mercantilista que medía la riqueza de las naciones a partir de la plata y oro que acumulaban. Además, en este sistema, el estado se hacía responsable de las políticas comerciales que mejor le conviniera a sus intereses, por lo que había un estricto control del estado a las operaciones comerciales.

 En términos generales, España diseñó una ruta comercial cerrada y proteccionista para Nueva España con el fin de que no entrara nada ni nadie sin el consentimiento de la metrópoli. Para tal efecto, se creó el Consulado de Comerciantes de Sevilla quienes establecieron reglas muy estrictas acerca de qué productos y personas se trasladaban de España a América. Además, el consulado podía negar la licencia a un barco para cruzar por el Océano Atlántico.

De acuerdo con Bernardo García Martínez, en el libro, Nueva Historia General de México, el monopolio comercial de España sobre Nueva España tenía tres propósitos. El primero entorpecer o prohibir en tierras americanas la producción de bienes de consumo como herramientas de hierro, textiles finos, aceite, vino y papel, con el objeto de proteger a los manufactureros españoles. El segundo limitar o anular el comercio entre las colonias americanas, por ejemplo, entre Perú y México. El tercero condicionar el comercio trasatlántico a una vía exclusiva: el eje Veracruz-Sevilla.

El comercio novohispano estuvo muy controlado. A esta situación se sumaba el problema de los piratas. 
Mucha plata, oro y productos de otros lugares fueron a parar a Francia, Inglaterra u Holanda debido a la piratería promovida por estas potencias; y los piratas que lo hicieron posible fueron premiados por su “valentía”.

 Los piratas fueron un dolor de cabeza para la Corona española pues atacaron puertos en el Mar Caribe, deactual territorio nacional, de donde zarpaban las riquezas para la metrópoli. 

Para evitar ser asaltados por piratas, se construyeron fuertes en diferentes puertos como en Campeche y en La Habana, Cuba. La piratería no fue una práctica exclusiva de Inglaterra, sino que también Francia y Holanda promovieron esta actividad. Además, algunos piratas eran independientes de las potencias, y lo que robaban, en ocasiones, lo revendían a las colonias españolas.

Para proteger al comercio español y novohispano se estableció un sistema de flotas en 1543, conformado por naves comerciales que viajaban juntas y eran resguardadas por dos barcos de Guerra, es decir, como una especie de guardaespaldas o policía marítima. En muchas ocasiones, los barcos comerciales trasladaban inmensas cantidades de plata a España proveniente de Perú o de Nueva España, por esa razón esos barcos eran codiciados por los piratas o corsarios ingleses, franceses y holandeses.

Cada año partían de Sevilla dos barcos con destino al Puerto de Veracruz, a la flotilla se le denominó Flota de Nueva España. De puerto a puerto, el viaje de ida duraba tres meses, y de regreso, el trayecto era un poco más tardado, de cuatro a siete meses, ya que las embarcaciones iban más al norte para evitar los vientos alisios.

Un contrapeso del comercio del eje Veracruz- Sevilla fue el intercambio con las Filipinas. Ten presente que España conquistó aquel archipiélago en 1565 y estableció el contacto marítimo regular de Acapulco a Manila. Es decir, Nueva España contó con dos rutas comerciales marítimas: una por el Océano Atlántico; la otra por el Océano Pacífico.

 El galeón de Manila, mejor conocido como Nao de China, hacía la ruta Manila-Acapulco y traía diferentes mercancías de mucho valor. Galeón es un tipo de barco especializado para la guerra o para el comercio. 

Cuando los galeones de Manila llegaban a Acapulco se hacía una feria para vender los productos exóticos de aquellos lugares distantes, de culturas diferentes a la americana y europea. La feria de Acapulco duraba cerca de un mes y se podían encontrar desde especias hasta grandes muebles para la decoración de una casa.

 Los productos que más apreciaban los asiáticos, provenientes de Nueva España, sin lugar a dudas, era la plata, ya que en Asia era escaso ese metal, pero no debemos olvidar que también se enviaba vainilla y tabaco.

¿Qué productos intercambiaban los españoles y los novohispanos?, ¿qué productos intercambiaban los asiáticos y los novohispanos?

 Según Agustín Cue Canovas, de España se traían:

  • Vino
  • Aceite
  • Lencería
  • Vajilla
  • Jarcias
  • Papel
  • Objetos de hierro
  • Vinagre
  • Aguardiente
  • Jabón

De Asia se traían:

  • Seda cruda, floja y torcida
  • Tejidos de seda
  • Telas finas de algodón
  • Almizcle
  • Ámbar
  • Incienso para uso religioso
  • Perlas
  • Muebles finos
  • Marfiles
  • Porcelana china

De Nueva España se llevaban a España y Asia:

  • Plata
  • Oro
  • Grana cochinilla
  • Cueros
  • Azúcar
  • Vainilla
  • Tabaco
  • Cacao

Todos estos productos, pueden resultar asequibles y fáciles de encontrar, pero hace cinco siglos comprar o localizarlos era difícil y costoso, sobre todo si las mercancías provenían de Asia o Europa.

 Para acaparar los productos que producía Nueva España y los que se importaban, los comerciantes novohispanos conformaron en 1594 el Consulado de Comerciantes de la Ciudad de México, institución donde se podía deliberar si un comerciante era desleal o no a los intereses económicos de la Corona española.

 El Consulado lo integraban comerciantes mayoristas peninsulares que comerciaban a larga distancia de la Ciudad de México a otras ciudades importantes del actual territorio nacional. Algunos tenían influencia en los dos principales puertos: Veracruz y Acapulco.

 Por su condición de españoles, conocían a otros comerciantes de Sevilla e incluso de Manila. Por estas razones, el poder económico de algunos comerciantes novohispanos fue muy grande. Puedes mencionar el nombre de Pedro Romero de Terreros, fundador del Monte de Piedad, dueño de diferentes minas.

En conclusión se puede decir que:

Nueva España encontró en su metrópoli, España, un freno para desarrollarse económicamente, con la imposición de reglas duras para no comerciar directamente con naciones europeas e incluso ni con otras colonias. Así,  sólo dos rutas se autorizaron para el comercio: la de  Veracruz- Sevilla y la de Acapulco-Manila.

Con esas dos rutas marítimas, una por el Atlántico y otra por el Pacífico, lograron cubrir la demanda de productos traídos de otros continentes. El traslado de las mercancías de un continente a otro fue aprovechado por los piratas quienes robaban los barcos españoles y las riquezas eran trasladadas al país de origen del pirata: Inglaterra, Francia u Holanda.

En Nueva España los comerciantes más poderosos se organizaron en el Consulado de Comerciantes donde deliberaban asuntos comerciales internos y externos a la Colonia; y sus influencias llegaban hasta Sevilla o hasta Manila.

 

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