CONQUISTA Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA

 

Las expediciones españolas y la conquista de Tenochtitlan

En 1510 los españoles conquistaron Cuba, descubierta por Cristóbal colon en 1492 y desde ahí emprendieron viajes de exploración a tierra firme en la región de Caribe y del Golfo de México.
En 1517, Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, envió a Francisco Hernández de Corva a explorar tierra firme, llegó a playa del Carmen, Cozumel, Yucatán y a Champotón en Campeche, donde resultó herido y tuvo que retornar a Cuba, para morir poco tiempo después. Al año siguiente, Juan de Grijalva realizo un nuevo viaje de exploración y arribó al Pánuco.

Hernán Cortés  salió de Cuba el 10 de febrero de 1519. El diacono Jerónimo de Aguilar, cautivo de los nativos en Catoche, se unió a Cortés. Fue un informante de mucha importancia porque conocía vida y costumbres de los pueblos, lo que facilitó el acceso y la comunicación con sus futuros aliados y adversarios.

Al llegar a las costas del territorio ahora llamado Veracruz,  fundo el primer ayuntamiento de administración española al que llamó la Villa Rica de la Veracruz, nombró alcaldes y regidores e inició la colonización. En agosto de 1519, Cortés ordenó emprender la marcha hacia México-Tenochtitlan.  En Tlaxcala fue recibido con hostilidad pero se enteró de la enemistad de este pueblo con los mexicas.

El conquistador continúo su marcha hacia México y entró a Cholula que era aliada de México. Cortés se enteró de que en tres días sería atacado y todos los españoles morirían. Él adelantó el ataque, a este suceso se le a denominado “la matanza de Cholula”.

Los hispanos  cruzaron entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, para entrar en Amecameca, Tlalmanalco e Iztapalapa. Finalmente llegaron a México-Tenochtitlan.

El señor de México ordeno a los caciques que recibieran a sus huéspedes, quienes quedaron deslumbrados por lo que observaban: la grandeza de la ciudad de México-Tenochtitlan, limpia, ordenada y bella. Moctezuma ll le entregó  valiosos regalos. Cortés planeaba capturar a Moctezuma ll para evitar que incitara a su pueblo y así poder acabar con el y sus aliados.

En ausencia de Hernán Cortés, en la ciudad  de México-Tenochtitlan se sublevaron sus habitantes porque Pedro de Alvarado había asesinado a nobles y sacerdotes mexicas reunidos en el Templo Mayor. Este atentado provocó la ira contra los españoles y detonó la guerra. Cuando Cortés regresó  encontró a la ciudad levantada, los mexicas atacaban a los españoles decididos a darles muerte a todos o a tomarlos prisioneros para sacrificarlos a Huitzilopochtli. A este suceso se le conoce como "La noche triste" porque la batalla resultó fatal también para los españoles que perdieron muchos hombres. Cortes advirtió que podía destruir Tenochtitlan. Sin embargo, tuvo que abandonar la ciudad perseguido por los mexicas. Los españoles se dirigieron a Tlaxcala.

Cortés ordenó la construcción de trece navíos para recorrer las aguas del lago de Texcoco y de esa manera atacar y hacer posible la caída de México. Estableció alianzas con los pueblos de Mixquic, Tlalmanalco, Coatlinchan y otros. Emprendió campañas contra Xaltocan, Tenayuca, Tlacopan y Azcapotzalco, para impedir que México recibiera ayuda del exterior. A pesar de todo, los mexicas resistieron.
México-Tenochtitlan quedó sitiada por los españoles y sus aliados. La ciudad estaba convertida en escombros, con cadáveres por todos lados y en medio de un ambiente irrespirable. Culminaba así el sitio de 93 días de sangrientas batallas entre los mexicas y los españoles y sus aliados el 13 de octubre de 1521.
El rey de España otorgó a Hernán Cortés el gobierno de la nueva España; es decir, los territorios que comprendieron prácticamente todo lo que es nuestro país.

El surgimiento de la Nueva España

La conformación de la Nueva España fue un proceso complejo de enfrentamientos y sometimiento de los señoríos del México Antiguo; de expediciones, invasiones y conquistas en el sur de Mesoamérica, a los reinos mixteco, zapoteco y maya; en el Occidente, a los purépechas; en el norte, Aridoamérica, a los chichimecas; además, de la fundación de ciudades españolas.

El proceso de invasión, conquista y colonización de Mesoamérica inició de manera formal con la llegada de


Hernán Cortés llegó a la costa de Chalchicueyecan, hoy Veracruz, el 19 de abril de 1519. Tres días después funda la Villa Rica de la Vera Cruz en la costa frente al islote de San Juan de Ulúa y establece el primer Ayuntamiento, es decir, el gobierno local de la Nueva España. Esto en claro desafío a la autoridad del entonces gobernador de Cuba, Diego Velázquez.

 El acontecimiento emblemático de este proceso es la caída de Tenochtitlan, el 13 de agosto de 1521 y comienza la construcción de la capital de Nueva España. Para el año de 1522 Hernán Cortés recibe de la Corona Española el nombramiento como capitán general y gobernador de la Nueva España.

Para el año de 1522 Hernán Cortés recibe de la Corona Española el nombramiento como capitán general y gobernador de la Nueva España y le sugiere al Rey de España asignar a su nueva posesión el nombre de Nueva España.

Por otro lado, el proceso de conquista y colonización se extiende a otros territorios. A través de pactos o de la victoria militar, los españoles continuaron con el sometimiento de los señoríos antes dominados por la Triple Alianza, e incluso de otros, anteriormente independientes. Se puede asegurar que de 1522 a 1526, Hernán Cortés y sus capitanes efectuaron intensas expediciones de conquista y colonización. 

De acuerdo con el “Atlas de Historia de México y de América: del poblamiento originario a la actualidad”. Cortés organizó nuevas expediciones y encargó al capitán Alonso de Ávalos la conquista del territorio de Colima. A Pedro de Alvarado lo comisionó para que explorara y conquistara la región mixteca-zapoteca. Su misión se extendería a Chiapas y Guatemala. Cristóbal de Olid, otro de sus capitanes, recibió el  encargo de encabezar la expedición marítima de Las Hibueras, actual Honduras. Mientras que Hernán Cortés, partió hacia el sur de Mesoamérica, el 12 de octubre de 1524.

Resulta evidente que el proceso de exploración y conquista fue complicado, en varias ocasiones sangriento y en otras fuera de control. Como ejemplo, el caso de Nuño de Guzmán quien, en 1530,  en el occidente de Nueva España, saqueó la zona purépecha, por lo que fue removido a Nueva Galicia, territorio que actualmente comprende los estados de Jalisco, Nayarit y Colima, pero ahí también emprendió un sangriento proceso de conquista y sometimiento.

En la península de Yucatán, Francisco de Montejo consiguió la autorización para conquistarla, aunque en su primer intento, en 1527, no pudo someter a los mayas. Reinició la conquista en 1540, dos años después, en pleno proceso de colonización de Mesoamérica, se fundó la ciudad de Campeche y Mérida. A finales de 1546, tanto la conquista del norte como la del centro de Yucatán se consumaron. Ese año, a Francisco de Montejo se le otorgó el gobierno de la Capitanía de Yucatán. 

En el libro: “Nueva Historia Mínima de México” el historiador Bernardo García Martínez señala que “la corona logró afianzar sus proyectos y su sistema de gobiernos entre 1560 y 1610, aproximadamente.” Este periodo se caracterizó por “el despegue de la expansión al Norte, o Tierradentro, como se le llamó entonces. Esta región se consideró la más dinámica y rica de su tiempo. Su mayor incentivo fue el hallazgo de minas de plata, que rindió beneficios económicos inmediatos, aunque también estuvieron en juego intereses agrícolas y ganaderos.

La expansión estuvo acompañada de fundación de ciudades y también se deriva un ciclo de violencia con la guerra chichimeca, enfrentamientos sucesivos con las tribus seminómadas de Tierradentro. Este proceso concluiría en 1585, con el sometimiento de la población indígena.

La organización política y económica de la Nueva España tomó elementos de la estructura de los pueblos mesoamericanos, así como de la organización política de la metrópoli que ya habían impuesto en otros territorios colonizados como la Española.

En 1527, el rey de España decidió instituir una Audiencia en Nueva España, para poner orden y administrar la justicia, que fue presidida por Nuño de Guzmán y cuatro oidores. Sin embargo, estos funcionarios aprovecharon el puesto para abusar de sus funciones, incluso contra Cortés y sus aliados. Además, aumentaron  tributo que  los indios pagaban y ocultaron actos de esclavitud.

 Para acabar con esos abusos de poder, el rey Carlos V establece en 1535 el Virreinato como forma de gobierno, siendo Antonio de Mendoza primer virrey de la Nueva España, con el propósito de ejercer de manera más personal y directa la autoridad a cuya figura quedaron sujetas todas las autoridades civiles y administrativas.

Aunque el gobierno virreinal trató de poner un alto a las injusticias, inicialmente prohibió la explotación de la mano de obra indígena y aplicó las Nuevas Leyes de protección a los indios, éstas acciones no lograron el propósito esperado, y con el trascurrir de los años las condiciones sociales y el descontento de la población se agudizaron.

Encomienda y tributo en la Nueva España


Al término de la conquista de Tenochtitlan, los españoles, comandados por Hernán Cortés se repartieron las riquezas que obtuvieron de los pueblos mesoamericanos, principalmente los metales preciosos, como el oro y la plata. Este reparto se hizo de acuerdo al rango y al mérito del conquistador realizado durante la campaña de invasión, guerra y sometimiento a los indígenas. Sin embargo, el 20 por ciento de lo obtenido, que se denominaba Quinto real, era para la Corona española.

Debido a la ambición de los conquistadores por obtener más riquezas y a que el oro comenzó a agotarse, propusieron repartirse las tierras de los Señoríos indígenas. Por tanto, los conquistadores empezaron a presionar a Cortés, hasta que éste accedió a sus peticiones.  Así, se instauró: la Encomienda.

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La encomienda consistió en repartir señoríos a los conquistadores, a quienes se les denominaba encomenderos.

Los encomenderos recibían del señorío una renta o tributo, que podría cubrirse con metales preciosos, leña, vestido, productos agrícolas, o mano de obra.

Los encomenderos conservaban gran parte del tributo para sí, y una porción era para la Corona.

El compromiso que los encomenderos tenían era proteger a los indígenas del señorío y evangelizarlo, con la indispensable ayuda del gobernador del pueblo. Los encargados de recopilar y entregar el tributo a los conquistadores eran los gobernantes de los pueblos, llamados: caciques.

Se puede afirmar que la encomienda se adaptó a la necesidad de mantener el control económico y político. Por un lado, se le daba al encomendero el permiso para explotar la tierra, el derecho sobre el trabajo de los indígenas y, lo más importante, el cobro de tributo que podía ser en especie o con fuerza de trabajo. A cambio, el conquistador se comprometía a enseñar la religión católica y dar protección al señorío.


Para participar en el BlOG, te solicito que argumentes en torno a la siguiente pregunta:

¿Cómo sería nuestro pasado y nuestro presente, si los españoles no hubieran conquistado nuestro territorio?

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